Una crisis existencial puede aparecer en cualquier momento de nuestra vida y se caracteriza por una sensación de pérdida de la identidad y de propósitos. Si alguna vez la has experimentado o si quieres disponer de las herramientas necesarias para gestionarla si apareciera, ¡no te pierdas las claves que hoy te dejamos!
La crisis existencial puede definirse por las emociones y pensamientos que la acompañan. Durante estas, la persona que la vive experimenta una sensación de vacío interior, con una pérdida de la identidad propia y de no saber cuál es el propósito de su existencia. Por lo general, aparece en momentos de estrés elevado, cuando se afrontan múltiples adversidades o cuando tienen lugar los cambios de etapa en la vida.
Si se gestionan correctamente suponen un punto de inflexión, ya que a replantearse el estilo de vida, las decisiones personales que se hayan tomado o la dirección en la que se desea continuar, es posible identificar caminos que nunca antes se habían transitado y que ofrecen a la persona un alto nivel de felicidad y plenitud.
Por el contrario, cuando no se dispone de las herramientas adecuadas o del apoyo necesario para comprender sus causas y enfocarla como un proceso transformador, puede conducir a estados de tristeza severa e incluso depresión.
Si te encuentras en medio de una crisis existencial, si la has experimentado en el pasado o te preocupa que pueda darse en el futuro, es fundamental que las enfoques como un proceso transformador. Reflexionar o replantearse la propia existencia es una oportunidad para deshacernos de todo aquello que no nos hace felices y para descubrir nuevos proyectos que nos ayuden a sentirnos realizados como individuos.
Hemos dicho que una crisis existencial se produce por una pérdida de la identidad. Es decir, que dejamos de identificarnos con nuestro entorno y nos sentimos a la deriva en nuestra vida. Pero, ¿Cómo es posible llegar a esta situación? Generalmente, porque nunca llegamos a conocernos en profundidad.
Hoy en día, vivimos rodeados de ruido continuo, que impide que podamos escucharnos a nosotros mismos. Con ruido hacemos referencia a las distracciones, las interminables fuentes de información y de entretenimiento, las obligaciones… Vivimos enlazando actividades y pocas veces disfrutamos de una pausa en silencio y con nosotros mismos. Es ahí cuando nuestra voz interior comenzará a revelarnos tanto los aspectos positivos como negativos. Y precisamente por eso, muchas personas optan por evitar este encuentro con su auténtico yo.
Pero si volvemos a las causas de una crisis existencial, estas se encuentran en la distorsión cognitiva con respecto al entorno. Es decir, que aparece una sensación de no pertenencia a este último. Por lo general, y como también indicábamos al comienzo, se dan en los cambios de etapas en la vida. De ahí que las crisis existenciales suelan relacionarse con la edad, como es el caso de la llamada crisis de los 40.
Las decepciones de la adolescencia pueden producir una crisis existencial antes de comenzar la vida adulta. En los 30, podremos sentir frustración si no hemos logrado las metas que se esperan de nosotros, como una vivienda en propiedad, un trabajo estable o una pareja. A los 40, se reflexiona sobre las decisiones tomadas que han definido el rumbo seguido, y a los 50, se es consciente de que se alcanza la tercera etapa de la vida.
Tengas la edad que tengas, seguramente en algún momento de tu vida has pasado por alguna de las etapas mencionadas, en las que te cuestiones tus decisiones, tus logros y tus fracasos. La pregunta es, ¿cómo podemos gestionar una crisis existencial para que se convierta en una fuente de aprendizaje y no de angustia? ¡Aquí te dejamos algunas pautas!
Tras el sufrimiento que produce una crisis existencial, viene la oportunidad de observar las emociones y los pensamientos sin necesidad de interferir en ellos. Pregúntate por qué haces lo que haces o por qué vives la vida de la forma en que lo haces. Quizás ni siquiera seas capaz de dar con una respuesta, pero en realidad, eso también es una en sí misma, y significa que no has estado haciendo lo que te gustaría sino lo que se esperaba de ti. ¿Te animas a cambiarlo?
Una crisis existencial va ligada a una falta de autoestima, ya que se pierde perspectiva con respecto a los logros de la vida y se imposibilita ver los aspectos positivos. Una forma de transformarlo es enumerar tus pasiones y talentos y conectar con ellos. No es necesario hacerlo con una finalidad concreta, sino aprender a disfrutarlos. ¡La vida no es más que los ratos buenos que nos llevamos!
No obstante, en numerosas ocasiones esta conexión con nuestro yo auténtico permite transformar la vida profesional. Nuevos caminos pueden abrirse ante ti y encontrarte, de repente, en una nueva andadura profesional.
Cuando las emociones afloran con tal intensidad, nuestro cerebro está haciéndonos saber a gritos que es hora de un cambio. Quizás no te desagrade del todo la vida que has elegido tener, pero también quizás necesitas saber que no todo fue una elección sino decisiones guiadas por otras personas, como nuestros padres y madres, o la propia sociedad.
Si te sientes mal con tu existencia y no encuentras tu propósito, no llenes el tiempo y el espacio con conversaciones banales y actividades que mantengan tu mente ocupada. ¡Aprovecha para mirar en tu interior!
Un coach es aquella persona que te sirve de guía y te orienta en tu camino para alcanzar tus objetivos. Pero para poder convertirse en uno, es necesario transitar este camino del autodescubrimiento antes. Por lo tanto, adentrarte en el mundo del coaching personal puede ser la puerta que necesitas abrir para mirar tu vida desde otro punto de vista.
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Descubriendo el Coaching: Un Viaje hacia el Crecimiento Personal y Profesional El mundo actual, con su constante cambio y evolución,
Dar y recibir feedback es una de las habilidades más críticas en cualquier ámbito de nuestra vida, ya sea personal
