La psicología en el deporte se encarga de mejorar el rendimiento de los deportistas y su bienestar y lo logra mediante la aplicación práctica de diferentes estrategias y conocimientos. A través del coaching deportivo, se aplica esta metodología para diseñar un plan de entrenamiento que permita a los deportistas alcanzar sus objetivos y maximizar su potencial físico y mental. ¿Conoces esta disciplina?
Cada una de las ramas de la psicología se centra en tratar diferentes aspectos de los pensamientos y la conducta humana. Aunque parezca que la actividad física no tiene relación con la mental, lo cierto es que el deporte requiere de una implicación psicológica muy importante. De ahí que se utilice para incrementar los resultados.
A través de la psicología o del coaching deportivo, como veremos más adelante, una persona dedicada al deporte podrá obtener una evaluación, una orientación y un plan de pautas a seguir de acuerdo con los factores psicológicos. El resultado no será únicamente una mayor sensación de confort, sino que su rendimiento se podrá ver incrementado.
La psicología en el deporte se centra en tres puntos clave en esta ciencia social, y que son las emociones, los pensamientos y las acciones. Para poder realizar una evaluación, se examinan las dos primeras y se observa su repercusión en las conductas. De esta manera, pueden identificarse patrones cognitivo-comportamentales, así como emocionales. Es decir, aquellas condiciones que van asociadas a un comportamiento determinado.
Para lograrlo, se utilizan diferentes técnicas que permitirán al psicólogo o al coach conocer la dirección en la que habrá que trabajar. Sin embargo, esta no tiene por qué mantenerse fija y constante, sino que a lo largo del tiempo puede irse modificando o introducir nuevas variantes.
El resultado es el desarrollo de una estrategia que servirá como guía para el o la deportista. Con ellas podrá mejorar su rendimiento, pero también adquirir diferentes enseñanzas que aplicar en otras facetas de su vida y de cara al futuro.
Hemos dicho que cuando se finaliza el proceso de evaluación y se ha obtenido un diagnóstico, se inicia la fase de la planificación de la estrategia. Hay que tener en cuenta que no solo quien practica deporte se verá implicado en ella, sino que también lo estará su entorno. Como por ejemplo la familia o la comunidad.
Además de diferentes técnicas, como las pruebas psicotécnicas, se platean una serie de metas a alcanzar. Si hemos leído alguna vez sobre dirección de empresas, habremos oído hablar de que los objetivos deben ser SMART, que significa específicos, medibles, alcanzables, realistas y en un plazo de tiempo. En la psicología en el deporte también pueden aplicarse, ya que evitarán la frustración de las metas inalcanzables, las que tardan demasiado en lograrse o las que no tienen una fecha determinada.
Con la ayuda del terapeuta o del coach, no solo se establecen dichas metas, sino que se determinan las fechas y las horas que se destinarán a ello. Dicho de otro modo, se trata de distribuir el tiempo de las sesiones y de las actividades a llevar a cabo para poder alcanzar los objetivos propuestos. Pero para poder lograrlo, no basta con dar una explicación al deportista, sino que debe haber una implicación. Y para ello debe conocer en profundidad los motivos que se encuentran tras el proceso de transformación y cómo deberían actuar a medida que avanzan.
Esta fase también se conoce como intervención, y para que se desarrolle con éxito, el profesional debe estar familiarizado con el deporte en cuestión que se practica y conocer a todas las personas con las que trabaja o que intervendrán en el proceso.
Ahora que ya conoces cómo se aplica la psicología en el deporte, quizás te preguntes cuáles son exactamente los beneficios que se obtienen, más allá del bienestar que hemos mencionado o del aumento del rendimiento. Para poder obtener una visión más amplia, a continuación te dejamos el resto de ventajas de poner en práctica esta terapia.
– Aumento de la motivación al trazarse un plan a seguir, que permitirá alcanzar las metas que se persiguen pero que por diversos motivos se veían frustradas.
– Mejora de la autoestima. Cuando se avanza con el plan de intervención y el seguimiento, y los objetivos se van alcanzando progresivamente, la persona deportista comienza a sentirse realizada, lo que repercute directamente en su autoestima y autoconfianza. Esto, a su vez, reforzará aún más la motivación.
– Gestión correcta de las emociones. La terapia cognitiva-conductual busca la conciencia de los pensamientos poco objetivos o negativos para poder visualizar cualquier situación desde una perspectiva más realista y clara y poder responder con una mayor efectividad. Este conocimiento puede, por ejemplo, ayudar a lidiar con la frustración o con los resultados que difieren de lo esperado, así como manejar el estrés o la ansiedad.
– Aceleración de la recuperación de las lesiones y prevención. La mayor conciencia de la práctica del deporte permite evitar los riesgos. Asimismo, dada la relación entre las emociones y las sensaciones físicas, y la propia actitud de superación, la recuperación puede verse acelerada.
De igual modo en que un médico de cabecera no está cualificado para tratar a un paciente de traumatología, un psicólogo o un coach tampoco cuentan con las capacidades específicas para aplicar la psicología en el deporte. Por ello, es necesario contar con una especialización en esta área.
Como hemos indicado previamente, en el coaching deportivo no solo se trata con personas deportistas, sino también con otras personas del mismo entorno. Desde los familiares y profesores, hasta la comunidad, los equipos de alto rendimiento o los entrenadores.
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